Bitcoin


No deja de sorprenderme la velocidad y rapidez con que avanza la tecnología… sólo espero que nuestros sentimientos y emociones estén lejos de ser congelados y atrapados por éste mundo virtual, quizás, cada día más cercano de ser convertido en Matrix, al estilo Hollywoodense…

En el post de hoy, quiero hablarles de una moneda virtual que ha venido revolucionando a nuestro Planeta, llamada BITCOIN, posiblemente nuestro nuevo Wallet . Para ello intentaré desarrollarlo con un  lenguaje amigable, práctico y sencillo, al estilo KinderGarten, de fácil inducción, vale decir, con la misma explicación que le ofrecí a mi hija, gracias a las enseñanzas recogidas por Nik Custodio.

galleta

Así las cosas, intentemos traspolarnos a ésta pequeña historia. Imaginemos que tú (sí, tú, quien me lee) y yo estamos sentados en una silla, en plena plaza de la Sagrada Familia (una famosa plaza de Barcelona, España). Solos tú y yo. Tengo tan sólo una galleta conmigo y te la doy.

Ahora tú tienes una galleta. Yo tengo cero.

Veamos un poco más cerca lo que sucedió:

Mi galleta pasó, físicamente, de mi mano a tu mano. Tú lo sabes. Estabas ahí. La tocaste.

No necesitamos a una tercera persona que verificara que mi galleta pasó de mi mano a tu mano. No necesitamos a uno de esos mirones que pasan por Sagrada Familia, para sentarse en el medio de los dos y decir a viva voz que la galleta cambió de manos. Solos tú y yo.

Ahora la galleta es tuya. No te puedo dar más galletas, ya que no tengo ninguna conmigo. Ya no controlo la galleta. Tú tienes absoluto control sobre la misma (todas estas oraciones son obvias y no parecen importantes, pero son más vinculantes de lo que parecen). Puedes salir corriendo como loco por la plaza, darle la galleta a un amigo tuyo, y éste dársela,  a su vez, a un amigo de tu amigo, y así con un largo etc de repeticiones.

Así es como se hace un intercambio de persona a persona. Pienso que es exactamente igual si te estoy dando una banana, un centavo, un euro, o cualquier similitud.

Pero no nos adelantemos…

Volvamos con la galleta. 🙂

galleta digital

Ahora digamos que tengo una galleta digital (que quéeeeee!!!… Tranquilos, solo imagínate la galleta digital). Te voy a dar mi galleta digital. ¡Ahora es que esto se pone interesante!

¿Cómo sabes que la galleta digital que solía ser mía y solo mía, es ahora tuya y solo tuya? Piensa en esto por solo un segundo. Es más complicado ahora, ¿verdad? ¿Cómo sabes que no le envié esa galleta en un adjunto por email a cualquier tercera persona en la plaza?

Tal vez hice un par de copias digitales en mi ordenador. Tal vez, subí la galleta digital al internet y un millón de personas se la bajaron.

Como puedes ver, este intercambio digital tiene un pequeño problema. Enviar galletas digitales no es igual a intercambiar galletas físicas.

Algunos geek súper inteligentes han puesto nombre a esto: El problema del doble gasto.

El doble gasto es, otra vez, en palabras muy sencillas, el riesgo de que una persona pueda enviar una unidad digital (monedas, galletas, lo que sea) a dos diferentes personas.

¿Recuerdan cuando antes les dije que parecía una tontería, porque era obvio transferir la galleta de manera física de mi mano a tu mano? Lo dije porque no es tan obvio cuando se analiza de manera digital. Es, incluso, uno de los más grandes problemas de la humanidad, en materia digital.

Imaginen esto por un momento; La acción de enviar un mismo artículo digital a dos personas, en dos indistinguibles copias, puede ser considerado, para el mercado digital, en un error de magnitud gigantesca. En un sistema de monedas digitales donde el valor que se le da a dicha moneda, pero la moneda en sí no se puede garantizar que pase a mano de uno y no de varios, es total y absolutamente inútil, por lo que su valor sería cero.

Con la galleta en el mundo físico, venga, en el mundo real, el problema del doble gasto es muy poco probable que ocurra. Esto es porque todos los envueltos en el intercambio, tú y yo, tenemos acceso visual inmediato a la galleta. Recuerda. Tú y yo. Sin intermediarios sentados entre nosotros, en la silla de la plaza. No puedo copiar la galleta. Es imposible. No puedo entregar dicha galleta a dos personas en la plaza, al mismo tiempo.

Clarificada la situación, volvamos a la galleta. No te preocupes mucho por el problema de doble gasto. Todo lo que necesitas saber es que esto, a confundido a los más grandes científicos y matemáticos por un buen tiempo, y no lo habían podido resolver.

Hasta ahora (yep, hasta ahora, y con el dichoso Bitcoin). Antes de encontrar la solución, las transacciones se realizaban con un intermediario. Por ejemplo entre bancos o PayPal. Es decir, alguien que pudiera poner las manos en el fuego de admitir que el dinero salió de mi cuenta y entró a la tuya (en el caso de los bancos). Y por eso (poner las manos en el fuego cuesta algo, no?) cobran una comisión.

El caso que nos ocupa (y por eso, repito, insistí arriba diciendo que por más obvio que sonara, no era una tontería) es que queremos hacer esto sin un intermediario. Repito, estás a punto de ver uno de los problemas más grandes que el hombre ha tratado de resolver a nivel digital.

Pero vamos, con calma, a tratar de buscar una solución nosotros mismos.

Libro de contabilidad.

libro de contabilidad

 

Tal vez estas galletas digitales necesiten ser monitoreadas en un libro. Básicamente un libro donde se describen cada una de las transacciones. Sí, como un libro de contabilidad para galletas digitales.

Este librito, como es digital, necesita vivir en su propio mundo y tener a alguien a cargo de él.

Así como, por ejemplo, La Caixa, el Banco, tiene una especie “libro de contabilidad digital” de todos los euros que existen bajo su haber. Todo lo que entra y sale. Perfecto… Entonces alguien como ellos pueden monitorizar nuestras galletas digitales. Grandioso. Parece que ya lo resolvimos.

Problemas

Parece ser que todavía hay algunos problemas:

  1. ¿Qué pasaría (y ha pasado) si alguien entra en el sistema de La Caixa y agrega o quita cierta cantidad de euros a su cuenta? Hablando de lo nuestro, sería tan fácil como agregar o quitar cierta cantidad de galletas digitales.
  2. Sigue sin ser igual a como estábamos sentados en el parque, solos tú y yo. Haciendo transacciones de galletas a través de La Caixa es como haber puesto a un tercero entre tú y yo en la plaza. ¿Cómo puedo pasarte mi galleta digital de mano a mano, de la manera convencional?

 ¿Hay manera de replicar de manera digital, la transacción de la galleta que hicimos en la plaza? Parece complicado…

 La solución

red protocolo bitcoin

 

¿Qué pasaría si le diéramos este libro de contabilidad a todo el mundo? En vez de un libro de contabilidad “viviendo” en un ordenador de La Caixa, estaría “viviendo” en los ordenadores de todo el mundo. Todas las transacciones que alguna vez se hicieron, desde el principio de los tiempos, de todas las galletas digitales, estarán grabadas en dicho libro.

No puedes hacer trampa. No puedo enviarte galletas digitales que no tengo, porque no se podría sincronizar con todos los demás en el sistema. Sería un sistema difícil de romper especialmente si se vuelve realmente grande.

Además, no está controlado por una persona, entonces yo sé que no hay alguien que pueda decidir darse a sí mismo más galletas digitales. Las reglas del sistema fueron definidas al principio.

Y el código y las reglas son open source, algo así como el software usado en mi Android. O algo así como Wikipedia. Está ahí para que la gente inteligente lo mantenga actualizado, seguro, lo mejore y revise.

Tú podrías participar en este Network también, actualizar el libro y asegurarte que todo esté bien. Como pago por todo esto, podrías recibir (para el momento que escribo estas líneas) 25 galletas de premio. De hecho, esa es la única forma de crear más galletas en el sistema.

Lo simplifiqué mucho… Pero el sistema que expliqué, existe. Se llama protocolo Bitcoin. Y esas galletas digitales son bitcoins dentro del sistema. Genial. Entonces, ¿viste lo que pasó?

¿Qué fue lo que se habilitó con este libro de contabilidad público?

  1. Es código abierto ¿recuerdas? El número total de galletas fue definido en el libro de contabilidad público al principio. Yo sé el número exacto de galletas que existen. Dentro del sistema, yo sé que las galletas están limitadas.
  2. Cuando yo hago un intercambio, yo sé que la galleta digital dejó de estar en mi posesión y pasó a ser completamente tuya. Hasta hace poco, uno no podía decir eso sobre las cosas digitales. Todo será actualizado y verificado por el libro de contabilidad público.
  3. Como estamos usando un libro de contabilidad público, no necesitamos de un tercero intermediario (otra persona), que se asegure que yo no hice ninguna trampa, o que hice duplicados extras para mí, o que mandé la misma galleta dos veces, tres veces, etc.

Dentro de este sistema, el intercambio de la galleta digital, es ahora más parecido al intercambio de una galleta física. Es como ver una galleta salir de mi mano y caer en tu bolsillo. Como si estuviéramos sentados en la silla de la plaza, en el intercambio sólo intervinieron dos personas. Tú y yo. No necesitamos a un tercero entre los dos para hacerlo válido.

En otras palabras, la galleta digital se comportó como un objeto físico.

¿Pero sabes qué es lo verdaderamente interesante? Que todavía sigue siendo digital.

Ahora podemos cerrar un trato digital, tú y yo, con 1.000 galletas o 1.000.000 de galletas o incluso 0,0000001 galletas. Te la puedo mandar con el click de un botón de mi laptop y te puede caer directamente en tu billetera digital, no importa si yo estoy en Caracas, Venezuela y tú estás en Barcelona, España.

Incluso puedo hacer otras cosas al mandar estas galletas digitales. Después de todo, es digital. Tal vez pueda adjuntar algún texto a la transacción… Algo como una nota digital. O tal vez pueda adjuntar cosas más importantes, como un contrato o un certificado de acciones, o un ID.

¿Entonces, cómo deberíamos valorar estas galletas digitales?

Bueno; un montón de gente está argumentando sobre esto en este preciso momento. Hay un debate entre esto y la economía que te enseñan en las escuelas, entre políticos e incluso entre programadores. De todas formas, recuerda: No los escuches a todos. Algunas personas son muy inteligentes. Hay otras que están desinformadas. Algunos dicen que este sistema vale mucho. Algunos dicen que no vale nada. Algunos (como el Bank of America) piensan que cada galleta debería valer mil euros. Algunos dicen que esto es oro digital. Otros lo mencionan como simples tulipanes. Algunos piensan incluso que esto cambiará al mundo.

Tengo mi opinión sobre todo esto, pero se las contaré otro día.

¿Todavía no lo ven increíble? Les dejo un ejemplo que me puse a buscar en la madrugada hasta encontrarlo. Les soy sincera, fue fácil. Google me permitió buscarlo por lo antes explicado. El libro de contabilidad es público, y todos podemos verlo.

Aquí hay una  transacción entre dos personas, un feliz viernes por la tarde de un 22 de noviembre del dos mil trece, sin intermediarios bancarios (que, cuando les diga el monto, vas a caer para atrás y pensarás que dicha cantidad es imposible moverla de manera anónima y sin intermediario bancarios), se hizo en menos de diez minutos… Le llegó dicha transferencia a una dirección (o cartera digital), la cantidad de 194,993 BTC (yep, ciento noventa y cuatro mil novecientos noventa y tres bitcoins, con un valor de 747,48 dólares por cada Bitcoin…) Entonces, resumimos así:

  • Se transfirieron ciento cuarenta y cinco millones de dólares.
  • Un viernes en la tarde (que igual hubiera podido hacerse un fin de semana).
  • Sin intermediarios bancarios.
  • Sin pago de comisiones.
  • En diez minutos, sin preguntas.
  • Entre dos personas anónimas.
  • La persona que recibe, puede bajar dicha cantidad de dinero (bitcoins) en un pendrive. Esto es genial porque cargar ciento cuarenta y cinco millones de dólares debe dar dolor de espalda.
  • Y, para terminar, me parece increíble que dicha transacción no se puede devolver. Una vez hecha, no hay vuelta atrás.

Ya vas viendo lo interesante del asunto. Me mata la curiosidad por saber quiénes hicieron esto. La de historias que nos podrían contar. ¿Era una persona pagando una deuda? ¿Quién, por más que conozca el protocolo Bitcoin, puede ser tan osado de transferir tanto dinero por esa vía? Otra vez… Me da curiosidad. Aquí te dejo una imagen (repito, pública) de la transacción:

 

transacción bitcoin

 

Fuente: blockshain.info

Espero que este artículo les  haya servido de gran utilidad, nos vemos pronto en mi próximo post, así que los dejo porque de tanto hablar de galletas, me dio hambre.

Mwahh

Leah